En los días de lluvia profunda,
cuando el sol azota mi desierto
y las tribulaciones quiebran mi voz.
Tu abrazo me busca, abres mis ojos,
me pierdo en tu bondad,
mi andar encuentra tierra firme
y todo aquello que me impide amar
se desvanece ante tu aliento.
" El Reino de los Cielos es semejante a un comerciente,
que anda en búsqueda de perlas finas,
y que, al encontrar una perla de gran valor,
va, vende todo lo que tiene y la compra "
Mateo 13.45-46.
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